Y yo que creí que mi pecho estaba seco, infértil. Que mi nombre no era el mío sino ese por el que los demás me llamaban.
Yo que creí que mis palabras ya se habían terminado y mis brazos ya no podían contener más que el aire.
Yo que pensé que era invisible y que solo yo era mi propio cómplice.
Yo que imagine un mundo inventado por mi en el que podía escapar de la realidad y estar a solas conmigo.
Y de pronto apareciste tu para desdecirme, para enseñarme a caminar, a respirar, a querer cantar, a querer vivir.
Y todo cambió, como después de un eclipse, un huracán o un terremoto.
Re dibujaste mi conciencia y mi existencia con solo pasar cerquita
Tú, siendo tu…
Yo soy yo
Soy el villano de otro cuento que se mudó a tus páginas
Soy aventuras de otro tiempo que vivirán en tus recuerdos
Soy un lobo y tú mi luna
Tú eres tú
Eres tarde de lluvia
Olor a tierra mojada
Noche de estrellas
Ojos más profundos que mis abismos
Sonrisas más bonitas que tu misma
Te vuelves trampa cerrándose en torno a mi
Y yo soy presa voluntaria, inmóvil, paciente, abandonado a tus brazos de acero y miel
Acomodando mi boca en tu pecho de mil sabores
Dispuesto a ser feliz o morir en el intento
De tu silencio podrían hacerse mil naves imbatibles.
Se podría visitar el mundo y nunca naufragar
Podría conquistarse el bastión más irredento
Sin miedo, sin derrotas, sin arengas.
Solo un par de terribles enemigos serían capaces de evaporar los atlánticos navíos.
El despacio de tus besos
Y el fulgor de tu sonrisa